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27 sept. 2010
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Elio Berhanyer cierra una edición de Cibeles que pasó sin pena ni gloria

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EFE
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27 sept. 2010

Madrid, 22 sep (EFE).- Dos mujeres, Amaya Arzuaga y Lydia Delgado, pusieron la nota más interesante en las últimas horas de una Cibeles Madrid Fashion Week que ha pasado sin pena ni gloria y que contó con Elio Berhanyer para su broche final.


Cibeles Madrid Fashion Week, Elio Berhanyer
Elio Berhanyer

Pocas novedades, escasa imaginación y ausencia de tendencias es un rápido resumen de lo que han sido estos seis intensos días de pasarela, con más desfiles de los necesarios.

Especial atención merecen las dos mujeres que en la tarde llenaron la pasarela, aunque Amaya Arzuaga dejo al público con ganas de contemplar la colección que presentará en París el próximo martes. En Cibeles tuvimos que conformarnos con ver sus segundas líneas, AA pret a porter y AA maille, dos colecciones de ropa de calle y funcional.

Para el día, Arzuaga propone siluetas trapecio, escotes triangulares, la esencia de los largos minis, vestidos y short de paillettes metalizadas, bodys y pequeños monos y shorts, en una colección en la que los volúmenes son campana, las siluetas triangulares y las cinturas muy marcadas.

Los colores de Amaya Arzuaga son kaki, gris humo, rojo y azul marino para el día, y para la noche rosa, beige, gris humo y negro.

Por su parte, Lydia Delgado presentó la colección "Garden in love", una propuesta "muy personal que no se parece a nada", comentó la diseñadora catalana a Efe poco antes de mostrar unas propuestas con las que quiere recrear, explicó, el mar, los jardines y el amor.

Delicadas camisetas con anclas de muselina y perlas bordadas, en las horas más tempranas del día y vestidos y pequeños quimonos creados con pañuelos de seda estampados "que recuerdan a los jardines de La Riviera", donde por la noche la playa se llena de sirenas que visten en leopardo, oro y plata.

La estética de colegiala, con grandes lazos en el cuello, también está presente en una línea que Lydia Delgado denomina "las amigas de Coco" y con la que quiere que las mujeres se sientan guapas y cómodas.

Los drapeados en tul y los corsés dan un toque sexy en una colección en la que Lydia Delgado ha querido recuperar "las novias Marilyn", a las que viste con delicados vestidos en tul de seda en color alabastro y envuelve en lazos de satén champagne.

Elio Berhanyer, siempre apoyado por sus numerosas seguidoras fieles al maestro, presentó una colección en la que de nuevo reivindicó la costura, pero en esta ocasión con cortísimos vestidos, muchos de ellos palabra de honor y con drapeados.

El diseñador, al que el verano gusta menos porque considera que es menos elegante, eludió presentar pret a porter y mostró una colección compuesta por vestidos de cocktail y de fiesta.

En un homenaje a sus gatos, propuso un estampado pintado a mano con motivos felinos e hizo una reinterpretación del traje corto de torero, por entero en negro; los colores son suaves y claros y la novia Elio va velada.

Javier Larraínzar hizo una apuesta casi absoluta por los vestidos, mostró cuatro estampados diferentes y eligió el encaje como hilo conductor de unas propuestas que, según el diseñador, son para vestir a una mujer real, sin demasiados artificios.

De veintinueve salidas se compuso la colección que David Delfín presentó en Cibeles, la misma que mostró la pasada semana en Nueva York. Blanco, negro y azul eléctrico en prendas desestructuradas sobre tejidos como el nylon, el acetato, la poliamida o el elastán.

Cintas de protección, elementos de andamiaje y arneses de plástico coordinaron "Tautología", en cuya presentación contó con zapatos de Christian Louboutin.

Siempre original y mostrando su buen hacer, el malagueño ha subido a la pasarela prendas incompletas, que unió, separó, desplazó e injertó con correajes propios de los andamios, teñidas en tonos ácidos y flúor como el naranja o el amarillo limón.

Juanjo Oliva ha celebrado en Cibeles su décimo aniversario como diseñador presentando una colección basada en el modelaje, en la que el noventa por ciento de las creaciones eran sus clásicos vestidos vaporosos. Piezas ligeras con siluetas fluidas, sexy y muy femeninas, en las que el negro ha sido sustituido por un potente verde pradera y un naranja intenso, que compartieron escenario con azules, amarillos, rosas, rojos, todos muy luminosos y veraniegos.

Inspirada en los tejidos de un hogar con sabor a campo, Kina Fernández ha mirado a los cincuenta para crear una colección marcada por las cinturas de avispa y elaborada en base a popelines, organzas o algodones rústicos estampados con rayas anchas y estrechas, cuadros y discretos motivos vegetales.

Mila Trenas

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